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lunes, 6 de diciembre de 2010

El secreto de la Felicidad


 En cierta ocasión, un anciano decidió entrar a un restaurant,
 María corrió hacia él y le dijo: "Aquí, Señor. Permítame ayudarle con esa silla".
Sin decir palabra, él sonrió y agradeció con la cabeza y la mesera le dice:
"mi nombre es María. Vuelvo en un momento y, si necesita algo entretanto, ¡tan sólo hágame señas!"
Tras de terminar su generosa porción de panqueques, tocino y té de limón caliente, María le trajo el cambio de su cuenta. Él la dejó en la mesa. Ella lo ayudó a levantarse de su silla y de detrás de la mesa, le dio su bastón y le acompañó a la puerta principal. Manteniendo la puerta abierta para él, ella le dijo: "¡Le esperamos de vuelta, Señor!" Se volteó con todo su cuerpo, le dio una sonrisa y cabeceó agradecido. "Ud. es muy bondadosa", dijo suavemente.
Cuando María fue a limpiar su mesa, casi se desmayó. Debajo de su plato, ella halló una tarjeta de presentación con una notita escrita en una servilleta. Bajo la servilleta había un billete de cien dólares. La nota en la servilleta decía: "Querida María, la respeto mucho y Ud. se respeta a sí misma también. Es evidente por la manera en que trata a los demás. Ud. ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos brillarán a través de los que le conozcan".
El hombre que ella había atendido era el dueño del restaurante en el que laboraba. Esta fue la primera vez que ella o alguno de sus empleados lo habían visto en persona.
Nota del Autor: Esta historia se basa en hechos verídicos experimentados por un amigo de St. Paul, Minnesota. La nota cita las palabras exactas en una servilleta que ella ha guardado en su álbum de fotos por mas de quince años.
No sabemos con quién podemos encontrarnos. Una sorpresa podría esperarnos. Demos hoy una sonrisa, porque la sorpresa te espera en la esquina.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan.

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